La técnica del semáforo es una de las técnicas empleadas para que los
niños aprendan a gestionar sus emociones. Se trata de aplicar el funcionamiento del semáforo para enseñar al niño a que aprenda a gestionar sus emociones negativas .
Los niños comprenden a
la perfección cómo funciona el semáforo. El rojo indica no pasar, es decir,
esperar, el ámbar indica que pronto se podrá pasar, con lo cual puedes empezar
a prepararte para dar tus primeros pasos. El verde significa puedes pasar. Si
trasladamos estos colores y lo que representan a un ataque de ira o a una rabieta
los niños aprenden a gestionar sus emociones como
si de un juego se tratara. Para ello, es necesario asociar los colores del
semáforo con las emociones y la conducta:
ROJO: PARARSE. Cuando no podemos
controlar una emoción (sentimos mucha rabia, queremos agredir a alguien, nos
ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como cuando un coche se encuentra
con la luz roja del semáforo.
AMARILLO: PENSAR. Después de
detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del problema que se está
planteando y de lo que se está sintiendo.
VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se
da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o soluciones al conflicto o
problema. Es la hora de elegir la mejor solución.
A través de este semáforo aprendemos a controlar
nuestra explosión de emociones, así como a conocer nuestras emociones y la de
los demás.